espíritu

Que tiene de espiritual la permacultura?

Muchos permacultores de experiencia te dirán "todo!" Y otros que no opinan nada específico sobre el tema, pero actúan como santos en su vida diaria, expresan los valores de todas religiones del planeta, prácticamente - solo que no les gusta hablar tanto, quizás porqué saben que las acciones hablan más de las palabras.

Bill Mollison dijo que no puedes enseñar a nadie a ser un filósofo, pero puedes enseñar a cualquiera a ser un jardinero, y desde un jardinero naturalmente surge un filósofo.

Si por 'filosofía' sustituyes 'espiritualidad' ... la misma idea vale. Cualquiera que se ha pasado regularmente horas y horas comunicando en silencio con plantas lo sabe. Es prácticamente imposible crecer plantitas desde semillas, o trabajar en una huerta y ver tantas plantas diferentes crecer y luego comerte los frutos de toda esa paciencia ... sin entrar en profundas meditaciones y estados estáticos de vez en cuando (o regularmente, si lo tomas particularlmente en serio y regularmente) ... y conectar con Algo más grande que ti .. la Vida misma, tocar su pulso y sentirte, serenamente, a su lado. La felicidad y serenidad de conocerte e ti misma como co-creador con la naturaleza, con el suelo, el aire, el agua y el calor ... es asombrante.

San Francisco, que quizás se podría definir como el Santo Patrono de los ecologistas (el primer ecologista que conocemos, y tube mucho por decir sobre el tema) fundió una órden de monjes que tenían el mantra "Ora et Labora" - y trabajaban en el huerto, principalmente. Y seguramente se refería al estado de paz y meditación que entras cuando conscientemente dédicas tu trabajo a Algo más grande te ti (que sea una Causa, un Dios, la Vida ... tu decides).

Vivimos en tiempos decisivos para el planeta, en los cuales la humanidad está enfrentando enormes retos de sobrevivencia, no solo para nuestra especie, pero también muchas otras. Y tenemos que curar unas gordísimas addicciones, principalmente al gasto exhorbitante de energía al cual nos hemos acostumbrados. Que incluyen una gran pereza en usar nuestra propia energía vital.

Otra cosa que caracteriza la tapa historica que estamos pasando, por lo menos en el Oeste 'desarrollado' (los súper-priviligiados del planeta), y quizás aún más aquí en España (donde la dictadura frenó este fenómeno para muchos años) es un grande interés en temas de espiritualidad, que se puede definir como una verdadera 'industria en crecimiento' (solo a mirar las revistas, cursos y libros que se están produciendo). Pero no se puede decir que se note un correspondiente crecimiento de bienestar, de justicia, paz, seguridad ... ni todas las otras cosas que muchas religiones o caminos espirituales prometen.

Lo impresionante es cuanta gente que se auto-define 'espiritual', o que toma nota de los significados de los señales de su fecha de nacimiento (que sean planetas, o kines, o símbolos varios de otros sistemas), no piensa que esta 'coincidencia' del período histórico en el cual han nacido tenga nada a que ver con ellos, aún que hablan mucho sobre lo de escuchar los 'mensajes de los ángeles'. Quizás estas energías políticas que gobiernan nuestras vidas diarias son demasiado grandes para tomarse en serio. O demasiado dolorosas para darles atención.

(para continuar)

Plants and Empowerment (inglés)

by Scott McGuire

(Scott trabaja para la Fundación Re-Creation, que trabaja con el mensaje de "Conversaciones con Dios")

What is the most direct way to gain an experience of empowerment? In the face of our fears of scarcity and illusions of insignificance, what can we do to actually feel more powerful?

I’ve always found that I feel the most empowered after I’ve chosen to provide care for some plants. Specifically, for me, growing food on any scale, from farming to window-boxing, has been the most uplifting and simultaneously grounding way to counter-act feelings of helplessness and insecurity.

When I grow food, I am proving to myself, in the most tangible way, that there is enough. There is nothing quite like eating a meal that I have produced through my own skills and abilities to demonstrate the principle of abundance. Because the idea of sufficiency is no longer just a concept; it has become real, steaming and delicious on the plate before me. Bringing forth food, for myself and others, is solid evidence that I can serve as Source in people’s lives. It is the most direct and effective experience I’ve ever had of myself behaving as God.

This sense of empowerment comes from experiencing myself at cause in the matter of compounding benefit. By growing plants I am facilitating the improvement of topsoil as well as the enrichment of my loved ones. No greater love hath man for another than by feeding his brethren. Hopes and dreams can be lived and dreamed another day because I have fed them. I have done a great service to my loved ones by stoking their soul fires through filling their bellies. Humans I know will awaken and grow tomorrow because I have contributed to the continuation of their lives today.

Of course, there are many ways we can be of service, many professions that nurture and preserve life. Many are the paths to personal empowerment. But growing food is so simple, so basic a staple to everyone’s life, it can serve as a re-entry point of return for someone who feels so lost and hopeless they don’t know where to begin.

Start at the beginning. Plant a seed. Make a commitment to care for a plant, and that plant will give you far more than beauty, far more than nutritional material, far more than the simplest salad. However each of these may suffice. Make a commitment to care for a plant, and that plant can give you back to yourself. That plant can mirror your true nature, parts of your being you may have forgotten. Plants can do far more than feed us, as if that weren’t enough.

Plants can show us who we really are. Plants could bring out the best in us, and help us to pardon the worst in us. Plants are very forgiving, unwavering in their devotion to their purpose. Between earth and sun they fulfill their pattern with absolute confidence, never wishing they were another, never complaining about what they might be missing, never indulging in the idea they are incomplete.

Plants mirror to us the most noble of our virtues and reflect back nothing of our vices, our self-absorption, our delusions of insignificance. To plants, we matter, and matter deeply. We tend to our small chores for them, and they gladly give their very lives for us, so that we may live.

When we grow them, we become them, as they become us. We absorb their simple dignity as their bodies become absorbed into ours. Plants model for us a fearless stance in the world, a bearing of providership, a pattern of life-giving, a template for being a simple presence on the earth.

There is nothing more empowering than that.

Grow your own, and you have grown.

You have grown you.

In other words; I grow, therefore I grow.

It is so!